viernes, 12 de agosto de 2011

Se solicita muchacha de buena presencia y motorizado con moto propia

Cartel oficial.
Alfredo Anzola recurre en este filme, a una narración fresca y real, sus personajes son la calle misma y Caracas luce rica y alborotada. En su momento fue comparada con una salsa, razón tuvieron, la historia es picante y desenfadada, no entiende de métodos pero si de moralejas y excelentes diálogos.






 

El accidente que detona la historia.
Se solicita muchacha de buena presencia y motorizado con moto propia. Para empezar, a quién se le pudo ocurrir un título tan largo, lo cierto es que es un título con encanto, que de entrada sirve un plato frío con sabor a una Venezuela prospera y oportunista, donde una potente clase trabajadora se hacía un hueco en una Caracas que crecía sin parar, eran pues los años ’70.



Victor Cuica como Alexander
La historia tiene un poco de aquello de “ladrón que roba a ladrón…”, también, y reconocido por sus propios creadores, un poco de El golpe (Redford, 1973) y mucha salsa, el resultado de esta mezcla es un cuento sencillo que habla sobre la moral y el engaño, con un fuerte acento en las diferencias de clases, tema muy recurrente en Anzola.





Cuica en una de las escenas motorizadas

Alexander es un hombre que vive en un sueño, que es muy distinto a vivir soñando; ha creado su propio mundo en el que él triunfa sin dificultades y la vida le sonríe sin cesar. En la vida real, su nombre verdadero es Alexis, que decide cambiar por razones… digamos, de estética. El cambio arbitrario de nombres, posee una simbología muy clara y muy significativa, Alexis es lo que es y lo que no le gusta, Alexander es lo que quisiera ser y no puede por una condición moral. Si embargo, sus ínfulas de poder y sabiduría, lo llevan a dar un “golpe perfecto” que, finalmente, le ayuda a afianzarse como vividor, cuentero y amigo de tres días. Aún así, Alexander es el héroe de la historia. Su jefe, un ladrón con mucha casta, pasa a ser la victima de su propia trampa y de sus propios modus operandis.




El  trio protagonista dela historia
Victor Cuica dibuja a la perfección a su personaje, nos regala a un inolvidable motorizado, un hombre con pocas luces que encuentra la elocuencia y los modos, en su barriada, en sus amigos, en su moto y en las bulliciosas y aceleradas calles de Caracas; allí se nutre para defenderse de un mundo cada vez menos justo. Algunas de sus frases son:

─Pobre chamo, el muerto al hoyo y el vivo al bollo.

─Ah mire, quiero excusarme por no arreglar el escusado.

─¿Volver a empezar, cuando es oro el tiempo?

─Imagínese usted si Moisés no se hubiera decidido a hacer el arca de Noe, ¿cómo estuviéramos? ¿Ah?


El resto del elenco luce inerte, poco madurado; al personaje de Diosa que interpreta Brigitte Tirone, se le pudo haber sacado mucho partido, aun así es clave en muchas situaciones.



Contraste entre las clases rica y trabajadora
Se solicita muchacha… es ante todo una historia sobre venezolanos, sobre cómo desayunamos, cómo nos buscamos la vida, cómo le hablamos al jefe y cómo a nuestras madres, cómo nos divertimos o cómo reaccionamos ante un accidente en la vía publica. Hay una secuencia entrañable, la que precisamente sirve de detonante a la historia, allí encontramos diálogos desconcertantes como este:

Señora, ¿es cierto que usted vio el accidente?
No, no, yo estoy aquí no sé por qué. Tengo que estar aquí porque tengo que llevar a esta niña. ¡Pero esto fue algo horrible! ¡Ay Angelina! Esto fue algo pavoroso, ese bendito hombre se llevo a ese muchacho por delante y lo aventó…


La definición que hace Anzola de nuestro país, queda capturada irrisoriamente en esta breve escena; un concepto develado con una sencillez universal, que lo dice todo sobre una época y un lugar:



La ironía y la jocosidad dominan casi toda la acción, ambas confabulan para finalmente dar paso a una crítica social sobre la viveza, la mentira, el individualismo y la trampa. Sin un final feliz, pero si consecuente y con muchas reflexiones en el aire.


En esta pieza, Venezuela es de nuevo sentada en el banquillo, por quien mejor ha sabido juzgarla y entenderla: su cine.


Ficha técnica
Director: Alfredo Anzola.
Guión: Gustavo Michelenea.
Producción: Olegario Barrera, Fernando Toro, Zoila Castilla y Gustavo Rosario.
Fotografía: Juan Santana.
Edición: Olegario Barrera.
Música: Juan Carlos Nuñez.
Elenco: Fausto Verdial, Víctor Cuica, Brigitte Tirone y José Rodríguez
Año. 1977.
Duración: 90 min.
Premios: mejor largometraje venezolano de la asociación venezolana de críticos cinematográficos (1977), mejor largometraje venezolano del consejo municipal de Caracas (1977-1978), Mara de oro a la mejor dirección (1977), Mara de oro a la mejor revelación cinematográfica del año, Víctor Cuica (1977), Premio escenario juvenil a la mejor música y mejor sonido (1977), Premio El Dorado al mejor guión y mejor música (1977), seleccionada a concurso en el festival de cine de San Sebastian, España (1978)

Fuentes:

Gabriel Vargas Zapata
@gvargaszapata

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